Características generales
Los arrecifes se desarrollan en aguas cálidas, generalmente entre 22 y 27 ºC, estando delimitados por la isoterma de 20 ºC a escala mundial. Se encuentran principalmente en latitudes tropicales y subtropicales (alrededor de 30 º tanto norte como sur), con algunas excepciones como en la isla Lord Howe (31º30′ S) y Bermudas (32º30′ N), donde corrientes cálidas permiten su formación, especialmente en las costas orientales de los continentes.
La penetración de la luz es esencial para la simbiosis entre corales y zooxantelas; por ello, la disminución de la luz con la profundidad limita a los arrecifes coralinos a unos 60 m. Además, los corales, organismos estenohalinos, requieren salinidades similares a las oceánicas (34 a 37 % en el caso de Cuba), lo que impide su desarrollo en zonas con fuertes aportes fluviales. Un sustrato sólido es fundamental para que los corales hermatípicos se establezcan, mientras que altos niveles de sedimentación dificultan la captación de luz y la nutrición.
Las condiciones hidrodinámicas, como el oleaje y las corrientes, son cruciales para transportar alimento (zooplancton), limpiar los corales y favorecer su crecimiento vertical. Los arrecifes presentan diversas formas (masivas, laminares, costrosas, ramificadas y rodolitos) y muestran distintos ritmos de crecimiento: los corales ramificados pueden crecer hasta 10 cm por año, y los masivos alrededor de 1 cm. La temperatura ideal oscila entre 20 y 30 ºC, aunque se toleran mínimas de 18 ºC y máximas de 33 a 35 ºC; incrementos de 1 a 2 ºC sobre los máximos locales pueden inducir el blanqueamiento. Condiciones óptimas también incluyen salinidades cercanas a 34,5–36,5 % y bajos niveles de sedimentación (menos de 5 mg/cm²/día y 1 mg/L de sedimentos suspendidos).
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